¡Cuidado! Alguien puede tomar tu lugar – Graciela Otranto – Devocional Infantil
¡Cuidado! Alguien puede tomar tu lugar
“ He aquí yo vengo pronto, Reten lo que tienes para que nadie tome tu corona”
Apocalipsis 3: 11
Agustina integraba el grupo de música del colegio, su instrumento era la flauta traversa. Mía era la solista, cuando cantaba todas las miradas se enfocaban en ella. Agustina hubiese querido tener una voz como esa, pero ¡Imposible! su talento era otro: la música. Como no lograba tener la atención de la gente, comenzó a desanimarse y se quejaba diciendo que nadie percibía su presencia y que por lo tanto daba igual que interpretara o no. Esto hizo que tomara valor y con cualquier excusa le pidió al director licencia por unos meses. El profesor sabía que ella era una chica talentosa, pero como no pudo hacerla cambiar de opinión, puso en su lugar a otra jovencita, una principiante que recién estaba dando las primeras notas con el instrumento. Fue así que Agustina dejó los ensayos y se apartó de todos.
En la escuela se le daba mucha importancia a la fiesta de fin de curso: La entrega de diplomas, la despedida de los que se iban, el reconocimiento a profesores y alumnos. Y entre un espacio y otro, el grupo de música deleitaba a los asistentes con sus magníficas interpretaciones. Esta vez, Agustina se sintió aliviada. Lejos de la plataforma, no volvería a sufrir los éxitos de la “cantante”. ¡Ah no! Ya no la iban a ignorar ¡Qué humillante!, sonrió satisfecha de no participar con ellos. Y ocupó su asiento entre la multitud.
Y las cosas sucedieron en parte como ella las había imaginado. Pero de repente se hizo un gran silencio, todos los instrumentos dejaron de sonar. Entonces, suavemente comenzó a escucharse una canción. Era la inconfundible voz de Mía acompañada con el dulce sonido de una flauta, espléndida, vibrante, maravillosamente interpretada. La gente conmovida se puso de pie y la sala estalló en un aplauso estridente como nunca antes había sucedido. Agustina se incorporó sorprendida, ¿¡Aquella era la chica que la reemplazó?! ¡Pero si ella no sabía ni siquiera soplar cuando tomó su lugar!
– Juana valoró lo que vos despreciaste – le dijo el profesor cuando la vio llorando – Ella amó el don que Dios le dio y lo perfeccionó. Cada clase fue para ella un tiempo maravilloso de aprendizaje. Vos, en cambio, le diste lugar a la envidia y dedicaste tu valioso tiempo a convencerte de que tu instrumento no servía y de que tu persona pasaba desapercibida. Desaprovechaste tu oportunidad.
Agustina lloró desconsolada delante de su profesor.
–¿Pu..edo snif….snif….tener o..tra… oportunidad? – preguntó con la carita bañada en lágrimas.
– ¡Claro que sí! – le dijo el profesor poniendo en su mano algunas nuevas partituras – fue muy dura la enseñanza pero valió la pena, se que ahora vas a desarrollar todo tu potencial.
Dios te ha confiado dones y talentos, ¡valóralos!, No los descuides restándole importancia, porque ¡Cuidado! Alguien puede ocupar tu lugar.
Textos Bíblicos:
Salmo 141: 2b “ Suba…el don de mis manos como la ofrenda de la tarde”
1ªTimoteo 4:14a “No descuides el don que hay en ti…”
Autora: Graciela Otranto
graceotranto@gmail.com
http://graceotranto.blogspot.com.ar/