El diente enfermo – Carolina de Valle – Devocional Infantil
El diente enfermo
1° Juan 1:9
“Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad”.
Roberto paso su lengua con cuidado por el huequito.
– Mi boca se siente mejor – dijo a su mamá – Pero mi lengua no deja quieto el lugar vacío. ¿Qué fue lo que dijiste que le pasaba a mi diente? Quiero decírselo a la abuela cuando venga esta tarde.
– Había un absceso en la raíz de tu diente; eso es como una llaga infestada – explico la mamá – Como era un diente de leche, el dentista te lo saco para que lo venenos sean lavados.
Cuando la abuela vino esa tarde, Roberto le comentó todo acerca de su diente. Palpo los lugares vacios al frente de su boca donde Algunos otros dientes faltaban.
– Pronto voy a tener tan pocos dientes como Mimí – dijo señalando a su hermanita, quien saltaba en su silla alta de bebe.
– Tus dientes permanentes ya casi están afuera – le dijo la abuela riendo – De modo que fue bueno que el dentista te sacara el malo. Si no lo hubiera hecho, se hubiera puesto peor. El veneno del absceso te hubiera enfermado.
Con suavidad froto la mejilla de Roberto.
– Sabes – le dijo en forma pensativa – Creo que usare tu diente como una ilustración para mi clase de la escuela dominical. ¿Está bien?
– Bien – respondió Roberto.
– ¿Ves? – continuo la abuela – Los pecados, que son cosas como mentir o desobedecer, es como un diente con absceso. Tenemos que sacarlos de nuestras vidas, sino se ponen peor. Necesitamos que alguien limpie y reemplace nuestros malos pensamientos, con buenos pensamientos, al igual que tu diente malo será reemplazado con un diente nuevo y bueno.
– Jesús quita nuestro pecado, ¿Verdad? – pregunto Roberto.
– De cierto lo hace – respondió la abuela – Nosotros no lo podemos hacer por nosotros mismos. Necesitamos confesar nuestros pecados a Dios y pedirle que nos perdone. Entonces nos los quita. El dentista limpia el absceso y Jesús limpia de pecado.
– Estoy contento que haya alguien que limpie a los dos – dijo Roberto sonriendo.
Recuerda:
Confiésale a Dios tus pecados, arrepiéntete de corazón y pídele que te perdone. Él promete que lo hará
Autor: Carolina de Valle