El hermano de Thiago – Graciela Otranto – Devocional Infantil
El hermano de Thiago
Proverbios 18:19 “El hermano ofendido es más tenaz
Que una ciudad fuerte,
Y las contiendas de los hermanos
Son como cerrojos de alcázar”.
Alex era apenas un poco mayor que Thiago. Pero desde que Thiago nació, él sintió que su mundo se desmoronaba. Todo era para su hermanito, el cariño de sus padres, los mimos de sus abuelos, las atenciones de los tíos. A Alex le parecía que sus necesidades habían quedado a un costado. Y aunque sus padres trataron de hacerle comprender que las cosas no eran así, él estaba convencido que este nuevo integrante había venido a quitarle su lugar de privilegio en la familia. Ese pensamiento ocupó su corazón y comenzó a sentir celos de su hermano. Para colmo, el niño se ganaba fácilmente el cariño de la gente, era simpático, amigable y afectuoso, parecía que había nacido con un sinfín de virtudes y cualidades. Alex se había vuelto reservado, tenía momentos de mal humor, era caprichoso y exigente. Los celos, ese sentimiento tan dañino, los distanció como hermanos. Andaban siempre separados. En el colegio parecían dos desconocidos. Lo cierto era que tampoco en el hogar tenían una buena relación. Por el momento Thiago era su rival.
Sucedió que en una salida con el colegio a la isla, los dos se separaron como acostumbraban a hacerlo. Alex, entretenido con sus compañeros ni se percató de la ausencia de su hermano. Hasta que pasado el tiempo, le avisaron que no encontraban a Thiago. No estaba por ninguna parte.
–Bah! Debe estar escondido por ahí, haciéndose el chistoso como siempre –Respondió Alex con indiferencia.
Lo que en un primer momento pareció ser una broma, se convirtió en una pesadilla. Oscurecía. Los grillos y las ranas siguieron con su canto, la búsqueda resultó infructuosa. Thiago no respondía, estaba desaparecido. Y para esta hora ya se le había perdido el rastro. Todos estaban desesperados, pronto vendría la lancha a recogerlos ¿Y qué pasaría entonces?
Alex estaba angustiado. Se había alejado bastante del grupo y gritaba el nombre de su hermano. Pero éste no respondía a su llamado. En un momento le vinieron a la memoria los momentos que vivieron juntos, y las situaciones en las que él hubiera podido ser más afectuoso, escenas en que no lo defendió cuando otros chicos lo maltrataban. O lo acusaba de hechos, que él sabía bien, que Thiago no había cometido. Con el rostro bañado en lágrimas y lleno de dolor rogó:
– ¡Oh Dios! ¿Dónde está mi hermano? ¡Ayúdame a encontrarlo! – Era una de las pocas veces que Alex lo llamada “mi hermano”, siempre le decía “ese chico” o simplemente “él”.
Pero Dios que siempre responde a un corazón arrepentido, le mostró un sendero, angosto y oscuro, lleno de peligros. Pero nada impidió que Alex lo siguiera con valor; tenía que encontrar a su hermano. Ahora sentía la seguridad de que Dios lo guiaba.
Sentado en la orilla del rio, un niño perdido sollozaba. Era Thiago.
– ¡Hermano! – Le gritó Alex con profunda alegría y lo abrazó con fuerza – Te quiero hermano mío – le dijo emocionado y se sentó a su lado, junto a la ribera.
Ahora que se habían encontrado ya nunca nada los volvería a distanciar.
Dios interviene siempre en el momento justo, para deshacer lo malo y darnos otra oportunidad.
Textos Bíblicos
Zacarías 7:10b “…ni ninguno piense mal en su
Corazón contra su hermano”.
1ª Juan 3:10 “En esto se manifiestan los hijos de Dios,
Y los hijos del diablo; todo aquel que no hace
Justicia, y que no ama a su hermano,
No es de Dios”
V:11 “ Porque este es el mensaje que hemos oído
Desde el principio: Que nos amemos los unos a los otros”.
Autora: Graciela Otranto
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