Elegir la verdad

Colosenses 3:9- 10

“No mintáis los unos a los otros, habiéndoos despojado del viejo hombre con sus hechos, y revestido del nuevo, el cual conforme a la imagen del que lo creó se va renovando hasta el conocimiento pleno”.

– No es una mentira del todo – dijo Javier – Si vamos al cine.
– Si – respondió René – Pero lo que tienes en mente es una película que dan en el cine del centro comercial
– Así es, ¡pero en el centro comercial! – dijo Javier.
– Tu sabes que no nos dieron permiso para ver esa película. Es prohibida para menores.
– Nunca se enteraran – replico Javier – todos dicen que esta genial. ¿No quieres verla?
– Supongo – dijo René – Pero me costara no decir nada si es tan genial. Y si decimos algo, nuestros padres lo sabrán.
– Puedes mantener cerrada la boca – dijo Javier.
– ¿Pero nos dejaran entrar? No parecemos de diecisiete años.
– Tú no – dijo Javier – en estos días nadie puede saber si un adolecente tiene trece o diecisiete años. Actúa como si tuvieras diecisiete, y todos creerán que los tienes.
– ¿Y si nos piden documentos? – pregunto René.
– Nunca vi que los pidieran ¿Tú sí? – pregunto Javier – ¿Bueno estas con migo en esta o no?

René lo pensó por un momento.

– No.
– ¡Vete ya! ¿Por qué eres tan raro con esto?
– Es que conté cuantas mentiras estaríamos diciendo. Diremos que iremos al centro comercial pero iremos al cine. Actuaremos como si no hubiéramos visto la película que en realidad vimos. Diremos que tenemos diecisiete años y no es así. Son tres mentiras. Tres, ¿Tres mentiras juntas? No vale la pena. Yo no voy.
– Bueno ¿Y qué quieres hacer? – pregunto Javier.
– Quiero ir al parque acuático – respondió René – tengo entradas gratis.
– ¿Porque no lo dijiste antes? – Sonrió Javier

Recuerda:

Es más fácil decir la verdad que mentir, porque cuando dices la verdad no necesitas recordar que dijiste.

Autor: Carolina de Valle

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