Explosiones

Proverbios 29:11
“El necio da rienda suelta a toda su ira, Mas el sabio al fin la sosiega.”

– Le cante las cuarenta – dijo Luis echándose en la silla a la hora de cenar.
– Ya veo dijo el papá. Primero demos gracias a Dios por la comida y luego nos dirás a quien le cantaste las cuarenta.

Durante la cena Luis le conto a sus padres y hermana que había escuchado durante dos días un debate en la clase sobre si Dios era real, y si había creado al mundo como dice la Biblia.

– Todo el tiempo intente que me dejaran hablar, pero no pude lograrlo – dijo Luis – Así que justo antes de que sonara el timbre me levante y les dije a todos que si no creían en Dios y en la Biblia irían todos al infierno.
– Hmmmm.

La mamá y el papá de Luis se miraron en silencio

– Fuiste un tanto duro – dijo su hermana mayor.

Luis sentía confusión ante estas reacciones.

– ¿Y crees que hiciste cambiar de idea a alguien con lo que dijiste? – pregunto por fin su padre.
– Quizás no pero me siento mucho mejor – respondió Luis.
– ¿De veras? – quiso saber su mamá – quizás te sientas mejor durante un par de horas porque te desahogaste, pero cuando vayas a la escuela ¿Te sentirás mejor?

Luis no había pensado en eso. Esa noche le costó dormir. ¿Qué voy a hacer el lunes?, pensaba todo el tiempo. El sábado por la mañana les pidió consejo a sus padres.

– Creo que necesitas decirles a los de la clase que lamentas haberte enojado tanto y que esperas algún momento te permitan decir tus ideas y tus opiniones.
– Pero ¿Qué les digo para convencerlos? – pregunto Luis.
– Esa es la verdadera tarea de toda tu vida – dijo el papá con una sonrisa – A menudo nuestras acciones hablan más que nuestras palabras. Los demás ven más de lo que oyen.

Recuerda:
“El modo en que hablas es tan importante como lo que tienes que decir”

Autor: Carolina de Valle

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