La paloma mensajera – Carolina de Valle – Devocional Infantil

La paloma mensajera

1 Timoteo 5:22paloma mensajera

“No impongas con ligereza las manos a ninguno, ni participes en pecados ajenos. Consérvate puro.”

Mateo se mantenía mirando al cielo.

– ¿Qué buscas? – pregunto su amigo Ricardo, dirigiéndose a donde se encontraba parado Mateo – No veo nada extraño.
– Estoy buscando a Bettina – contesto Mateo – Es mi paloma mensajera – añadió viendo la mirada confusa de Ricardo – La hemos estado entrenando con viajes cortos desde que era pequeña. Este será su viaje más largo: trescientas millas. Mi tía se llevo a Bettina a su casa, y la iba a soltar esta mañana.
– Bueno, no esperaras que ese pájaro vuele trescientas millas en un día, ¿Verdad? – pregunto Ricardo – Eso es imposible.
– No, no lo es – dijo Mateo negando con la cabeza – Las palomas mensajeras pueden volar cincuenta o sesenta millas por hora. Ella lo hará hoy. ¡Mira! – Señalo alegremente al cielo – ¡Apuesto a que es ella ahora! – grito.

Tal como dijo Mateo, un ave venia acercándose más y más a donde ellos estaban.

– ¡Llego a casa! ¡Bettina llego! ¡Qué bueno!

Bettina llego a las manos de Mateo que la esperaban. El muchacho la puso en su jaula donde le esperaba una gran comida y agua. Mateo la observo con mucho cuidado mientras comía.

– ¡Mi buena paloma! – dijo – Ni siquiera te detuviste en el viaje.
– ¿Cómo puedes estar seguro de eso? – pregunto Ricardo – Tú no estabas ahí.
– Lo sé porque sus pies están limpios; no tiene tierra ni fango ni pedazos de yerba – respondió Mateo.

En ese momento llego a casa el papá de Mateo, y los muchachos le contaron acerca de Bettina.

– Ella va a ser una buena mensajera – dijo Mateo – Llego limpia.
– ¿Saben muchachos? – dijo el papá pensativo – nosotros somos algo así como las palomas mensajeras. Vamos camino a nuestra casa en el cielo. También nosotros tenemos que entrar limpios. ¿Entienden lo que estoy diciendo?
– Creo que si papi – dijo Mateo – Si jugamos con el pecado nos ensuciaremos ¿No es así?

El papá asintió con la cabeza.

– Cuando eso sucede, tienes que confesar tus pecados con rapidez y abandonarlos, pero es mejor ni siquiera jugar con el pecado. Acuérdense de Bettina cuando estén tentados a hacer algo malo – les aconsejo.

Recuerda:

Mientras caminas hacia el cielo procura mantenerte puro y sin manchas. Confiesa tus pecados, dales la espalda, y pide al Señor que te mantenga puro y limpio.

Autor: Carolina de Valle

www.devocionalinfantil.com

COMPARTE