La razón

Efesios 6:1

“Hijos, obedeced en el Señor a vuestros padres, porque esto es justo.”

– ¡Oopps!… – dijo Rebeca y se detuvo de repente.
– Si – dijo Mateo, entre dientes.

Ambos habían estado recogiendo frambuesas toda la mañana. El abuelo les había enseñado a elegir las más grandes y maduras y a protegerse de las espinas de los arbustos. Hacía calor y era un trabajo duro, pero al pensar en los pasteles que haría la abuela ¡Sentían que recobraban las fuerzas a cada momento!

El abuelo ya se había llevado los cubos llenos a la casa y estaban trabajando para llenar dos cubos más antes del medio día. Justo antes de irse el abuelo les había indicado que no debían cruzar la cerca.

– El abuelo quizás no sabía que habían frambuesas a ese lado – dijo Rebeca, mirando la fruta madura del otro lado del cerco.
– No nos alejemos mucho – dijo Mateo – podemos ir y sacar las frambuesas y regresar enseguida. Nadie lo sabría.

Así que ambos pasaron del otro lado y recogieron frambuesas sin darse cuenta que iban alejándose cada vez más y que estaban ahora en un prado.

– Quizás nonos hayan visto – susurró Rebeca dando un paso atrás.

Mateo también empezó a retroceder y fue en aquel momento que el enorme toro los miro y comenzó a avanzar hacia ellos. Entonces dieron la vuelta y corrieron lo más rápido que pudieron. Llegaron a la cerca justo a tiempo. Volaron los cubos y los niños saltaron para ponerse a salvo. Las frambuesas quedaron esparcidas en el suelo. Rebeca y Mateo se agacharon para recogerlas. Entonces llego el abuelo.

– Han conocido a Razón – dijo el abuelo.
– ¿Razón? – así se llama ese viejo toro.
– Si – dijo el abuelo – así se llama ese viejo toro.
– ¿Y porque se llama Razón? – quiso saber Mateo.

Con una sonrisa, el abuelo respondió:

– ¡Es por la razón que no hay que cruzar al otro lado de la cerca!

Recuerda:

Quizás obedecer no sea fácil y a lo mejor no siempre sea divertido, pero siempre es lo mejor que puedes hacer

Autor: Carolina de Valle

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