Los juguetes son para compartir

1° Pedro 4:10

Cada uno según el don que ha recibido, minístrelo a los otros, como buenos administradores de la multiforme gracia de Dios.

– ¡Ya fue tu turno ahora es el mío!
– ¡Pero fue corto y tu jugaste dos veces!
– ¡No es cierto!
– ¡Sí que lo es!

Cristian y Gloria habían pasado una semana buenísima acampando en el bosque con su mamá y papá, pero ya había terminado y mañana tendrían que empacar y volver a su casa y luego, en dos semanas volverían a la escuela. ¡Vaya! ¡Si que pasan rápido las vacaciones!

Ese año la familia había tomado prestada la bicicleta de montaña del tío Julio para esa semana, mientras acampaban en el bosque. Cristian y Gloria habían aprendido a manejarla y se habían divertido mucho.

– Niños basta de pelear. Solo hay tiempo para una vuelta más en bicicleta. Pero no se tarden porque va a oscurecer y vamos a empacar.

En ese momento, Cristian y Gloria vieron a Rodrigo. Había venido al bosque con sus abuelos, que tenían la cabaña junto a la de ellos. Rodrigo jugaba solo mientras sus abuelos lo miraban, sentado en unas amacas. Rodrigo no tenía con quien jugar y tampoco tenía una bicicleta.

Cristian y Gloria se miraron. Se sentían mal por haber sido tan egoístas.

– ¡Oye Rodrigo! – grito Gloria – ¿Quieres probar la bicicleta? Nos vamos mañana y solo hay tiempo para una vuelta más. Puedes usar mi turno.

Los ojos de Rodrigo se iluminaron y sonrió muy contento.

– ¡Vaya! ¿De verdad?
– ¿Le da permiso señor Sánchez?
– Claro que si, si Rodrigo quiere ir.
– ¡Qué emoción! ¡Gracias, abuelo! ¡Gracias, Gloria! ¡Vuelvo al rato!

Recuerda:

“Más bien aventurado es dar que recibir” (hechos 20:25)

Autor: Carolina de Valle

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