Poco a poco

Colosenses 3:23

Y todo lo que hagáis, hacedlo de corazón, como para el Señor y no para los hombres.

– Esta casa del árbol nos costara años construirla – se quejo Luis
– ¿De veras? ¿Cuánto tiempo llevas construyéndola? – pregunto el papá
– ¡Casi dos horas! – respondió Luis – Al abuelo y a mí nos llevó una hora entera dibujar los planos, y una hora más ir a comprar todo lo necesario para construirla. Pero ahora, el trabajo de hacerla nos llevara semanas.
– Pero entonces piensa que te durará años y la disfrutaras por mucho tiempo – dijo el papá.

Luis sonrió, a pesar de su desazón.

– Una buena obra lleva tiempo, Luis, Dios no el mundo en un día, ¿sabes? ¡le llevó una semana entera!
– Es cierto – comento Luis – me pregunto cuánto le abría llevado construir una casa del árbol.
– Hace unas semanas estudiaron la vida de Thomas Edison en la escuela ¿No es así?
– Si, el que invento cosas muy útiles e inteligentes – respondió Luis.
– Así es – dijo papá, ¿Sabías que Thomas Edison tenía un reloj sobre el escritorio, pero el reloj no tenia manecillas?
– ¿No quería ver qué horas eran? – pregunto Luis – ¿Por qué haría algo así?
– Creía que el trabajo se debía medir por sus logros, y no por las horas que lleve. Creía que el trabajo es solo un dos por ciento de inspiración y un noventa y ocho de transpiración – dijo el papá.
Al término de cada día, Luis, mira lo que hiciste, y no cuanto te falta. Si haces un poco cada día, no pasara mucho hasta haber terminado la casa del árbol.

Y entonces lo que dijo papá sonó como música para los oídos de Luis.

– Además olvide decirte que esta tarde vendrá el abuelo para ayudarte.

Recuerda:

“aunque tu progreso sea lento y tus pasos pequeños, sigue avanzando y con el tiempo llegaras a tus objetivos si no abandonas.”

Autor: Carolina de Valle

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