“Sabe esperar”

1 Tesalonicenses 5:1

Pero acerca de los tiempos y de las ocasiones, no tenéis necesidad, hermanos, de que yo os escriba.

Beto sostuvo en la mano la medalla acerco a donde estaban sus padres después del partido.

– ¡Muy bien, Beto! – Dijo papá – Tú equipo salió segundo en la liga.
– Fue agradable que le dieran medalla a todos, y no solo un trofeo al ganador – Agrego mamá.

Beto guardando silencio mientras sus padres hablaban con los demás familiares que habían venido al juego final y la ceremonia de entrega de premios. Mientras avanzaba con sus padres hacia la camioneta,

– No merezco esto en realidad – Dijo Beto
– ¡Como que no! Eres parte del equipo.
– Sí, pero casi no jugué. Y no hice un solo gol en todo el año.

Justo en ese momento Gil se acerco a Beto.

– Choca los cinco. Espero verte en mi equipo el año que viene.
– Seguro – Dijo Beto,

Aunque no entendía porque el diría algo así. Gil ocho años y Beto recién tenía seis. Gil hacia más goles que nadie y era el mejor defensor. Casi nunca estaba en el banco.

– Oye Beto – Dijo Gil – cuando tenía seis años casi nunca me dejaban jugar, pero sabes patear bien y el año que viene jugaras mas. ¿Sabes que fue lo mejor?
– ¿Qué? – Quiso saber Beto.
– Que siempre gritaste bien fuerte para nosotros desde el banco. Fue genial. Y siempre me dabas una botella de agua cuando salía del juego. Eso también fue genial dijo Gil – Hacen falta tipos como tú en todos los equipos.

Entonces, antes de que Beto pudiera contestar, gil corrió hacia su papá.

– Que amable – Dijo la mamá.
– Gil es un excelente jugador – Dijo Beto, caminando un poco mas erguido y apretando un poco más la medalla entre los dedos

Recuerda:

“Alienta a alguien hoy”

Autor: Carolina de Valle

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