Ser fiel

2° Corintios 8:21

Procurando hacer las cosas honradamente, no sólo delante del Señor sino también delante de los hombres.

Dany estaba consiguiendo su primer empleo “de verdad”. El señor Pérez, de la pizzería, le pagaba quince dólares la semana para que repartiera cupones a las personas que pasaban en la esquina. Cada martes y viernes. Dany repartía cupones de cuatro a cinco de la tarde. Como el señor Pérez le pagaba cuando iba a recoger los cupones cada viernes, Dany podía irse a casa apenas terminaba de repartir.

Un viernes Dany entro corriendo en la casa unos cinco minutos antes de las cinco. La abuela lo noto:

– Dany ¿No has vuelto demasiado temprano?
– Es que se me hacia tarde para el juego de beisbol. Tenía que venir a buscar mi guante. Casi ya había terminado de repartir todos los cupones contesto Dany
La abuela no dijo nada pero se mantuvo muy seria.

El martes, sin embargo cuando de nuevo entro Dany muy temprano a la casa. La abuela lo tomo del brazo cuando pasaba a su lado corriendo.

– Dany siéntate con migo un minuto. Tengo que preguntarte algo.
Dany se sentó, aunque no muy contento.
– Hijo ¿El señor Pérez te paga lo suficiente?
– Seguro – dijo Dany. Está bien
– ¿Y te paga todo lo que acordaron, como prometió? Pregunto la abuela
– Eh si – dijo Dany
– ¿Estaría bien si pagara solo catorce dólares en lugar de los quince cada semana?
– ¡No sería justo! Prometió pagarme quince.
– ¿Y cuánto tiempo prometiste trabajar cada día Dany?
Dany bajo la mirada.
– Abuela no siempre me voy temprano. Además, son solo cinco minutos.
– Bueno el señor Pérez diría es solo un dólar, pero aun así no estaría cumpliendo con lo prometido ¿verdad?
Dany lo pensó unos segundos. Abrazo a la abuela y salió por la puerta llevando los cupones que faltaban por repartir.

Recuerda:

“has más de lo que tengas que hacer”

Autor: Carolina de Valle

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