Todo tiene su tiempo

Eclesiastés 3:1-2

Todo tiene su tiempo, y todo lo que se quiere debajo del cielo tiene su hora. Tiempo de nacer, y tiempo de morir, tiempo de sembrar y tiempo de arrancar lo plantado.

Steve miro la parcela y suspiro con tal angustia que su padre lo oyó desde el cuarto contiguo.

– Muertos – dijo Estive – no tengo suerte con los peces.

Papá entro a la habitación y miro la pecera.

– Hmm… y yo pensaba que si durarían – dijo.
– Eso creí – murmuro Steve – fue divertido ganarlos en la feria. Nadaban en esa bolsa plástica como si estuvieran llenos de vida.
– ¿Qué quieres hacer? – pregunto su padre.

Esteve pensó en otros peces de colores, en cajas pequeñas, enterradas en el jardín.

– ¿Por qué es que Dios permite que mueran, papá? ¿Los estoy matando yo?
– No – dijo su papá – la Biblia nos dice que hay un tiempo para todo y también para la muerte de los peces. No sabemos cuánto habían vivido Creo y Leo para cuando te los dieron. Lo que sí sabemos es que le distes un lindo hogar durante unos días. Tuvieron un lugar agradable donde nadar, con una palmera, un castillo, y piedrecitas de colores. Si hubiesen estado en el océano, lo más probable es que los hubieran atacado peces más grandes.

Esteve pensó esto durante un minuto y dijo:

– Sabes papá, creo que les gustaría volver al océano.

Entonces Esteve y su papa sacaron los peces de la pecera y los llevaron al baño. Los echaron en el retrete, e una corta ceremonia que termino con un poema escrito por Esteve. Lo dijeron juntos:

– Dios nos dio la vida y nos hizo vivir, dos pececitos tan lindos como los demás, nadamos y nadamos en nuestro hogar con Esteve. ¡Y ahora vamos de regreso al mar!

Recuerda:
“confía en los tiempos de Dios”

Autor: Carolina de Valle

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